Ambos puertos
son los más grandes de la costa oeste de EE. UU. y enfrentan la incertidumbre
tras una pausa de 90 días en los aranceles del 145% sobre importaciones chinas,
anunciada este 13 de mayo de 2025. Esta medida, que reduce temporalmente los
aranceles al 30%, busca aliviar la presión sobre consumidores, empresas y la
cadena de suministro, pero no elimina las preocupaciones por la desaceleración
en los volúmenes de carga que actualmente están afectada por los altos costos
arancelarios. La incertidumbre se extiende a las relaciones comerciales con
otros 57 países, como Vietnam e Indonesia, cuyos aranceles aumentarán tras el 8
de julio.
Según el
director ejecutivo del Puerto de Long Beach, Mario Cordero, la pausa del
arancel del 30% sigue siendo significativo, especialmente para cargas de bajo
valor. Por sur parte el director del Puerto Los Angeles, Gene Seroka, subrayó la
necesidad de un acuerdo a largo plazo entre EE. UU. y China para evitar más
interrupciones en el comercio. Ambos puertos, que ya experimentaron una caída
en las importaciones la semana anterior, buscan estabilidad para mantener su
rol clave en la economía estadounidense, afectada por los altos costos y la
falta de claridad en las políticas arancelarias.
La incertidumbre
también afecta a las importaciones de otros países, con aranceles anunciados
del 46% para Vietnam y 32% para Indonesia tras el fin de la pausa el 8 de
julio. Cordero señaló que no hay respuestas claras sobre el futuro de estas
medidas, lo que genera preocupación entre los operadores portuarios. Ambos
directores instaron al gobierno de EE. UU. a trabajar con otras naciones para
reducir los aranceles y garantizar un comercio fluido, mientras los puertos de
Los Ángeles y Long Beach se preparan para enfrentar los desafíos de un entorno
comercial incierto.
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