Uruguay registró los costos logísticos más altos de América Latina en 2024, superando la mediana regional en un 12%, según un análisis de la Asociación Latinoamericana de Logística (Alalog). Este incremento, que afecta la competitividad del comercio exterior, se debe a factores macroeconómicos como la suba del dólar (+12,9%) y la inflación (5,35%), combinados con limitaciones estructurales del mercado logístico. El estudio, basado en datos de Alalog y otras fuentes, destaca que la dependencia del transporte carretero y los elevados costos laborales y de almacenamiento posicionan a Uruguay en desventaja frente a países vecinos.
El mercado
logístico uruguayo enfrenta restricciones por su limitada escala, derivada de
una población reducida y un bajo volumen de carga, lo que impide aprovechar
economías de escala. Aunque la infraestructura vial es de buena calidad (70,8%
en buen estado según el MTOP), los altos costos operativos provienen de tarifas
portuarias elevadas en Montevideo, hasta tres veces más caras que en otros
puertos regionales, según la Unión de Exportadores del Uruguay. Además,
procesos ineficientes en pasos de frontera, controles sanitarios y trámites
portuarios generan demoras, ubicando a Uruguay en el puesto 101 del ranking
Doing Business 2020 del Banco Mundial.
La dependencia
del transporte terrestre, que utiliza combustibles con precios un 18%
superiores a la mediana regional debido a impuestos, encarece las operaciones
frente a alternativas como el ferrocarril o el transporte fluvial. Según el
Centro de Innovación en Organización Industrial, los costos laborales también
son significativos, con un aumento del 8,1% en lo que va del 2025 en los depósitos,
junto con salarios de choferes y operarios logísticos que se encontrarían entre
los más altos de la región. El alquiler de naves logísticas, a US$7,4 por metro
cuadrado, supera a países como Paraguay (US$5,5), contribuyendo a la estructura
de costos elevados.
Los factores
coyunturales, como la inflación y el tipo de cambio, se combinan con problemas
estructurales, como la falta de diversificación en modos de transporte y
trámites burocráticos. Para mejorar, se propone optimizar procesos de comercio
exterior, incorporar tecnología y fortalecer la infraestructura en puertos y
pasos de frontera. La integración regional con Argentina y Brasil, mediante
ferrocarriles y corredores fluviales, podría reducir costos y aprovechar
economías de escala, consolidando cargas y rutas más eficientes.
La adopción de
criterios de sostenibilidad, como el uso de vehículos eléctricos, y la
coordinación institucional para agilizar trámites en fronteras son claves para
un sistema logístico más competitivo. Estas reformas no solo abordarían los
altos costos, sino que también posicionarían a Uruguay como un actor más
eficiente en el comercio regional. Sin embargo, superar las limitaciones
estructurales y coyunturales requerirá un esfuerzo conjunto entre el sector
público y privado para transformar el panorama logístico y mejorar la
competitividad del país.
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